pensando filosóficamente...

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Ingenioso Quino

sábado, 31 de julio de 2010

visión religiosa y concepción científica...

DE LA VISIÓN RELIGIOSA AL ESTUDIO CIENTÍFICO DEL HOMBRE




En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos, confusión y por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Dijo Dios.”Haya luz” y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la
Dijo Dios: “Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras”. E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento “cielos”. Y atardeció y amaneció: día segundo.

Dijo Dios: “Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco”; y así fue. Y llamó Dios a lo seco “tierra”, y al conjunto de las aguas las llamó “mares”; y vio Dios que estaba bien.

Dijo Dios: “Produzca la tierra vegetación; hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra”. Y así fue. La tierra produjo vegetación; hierbas que dan semillas, por sus especies, y los árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció día tercero (…).

Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes de cada especie”. Y así fue. Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie; y vio Dios que estaba bien.


Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y mande en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra”.
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
Génesis, 1-27
















(…) el hombre desciende de un tipo de organización inferior. Las bases sobre las que descansa esta conclusión son inquebrantables, pues la estrecha semejanza entre el hombre y los animales inferiores, durante el período embrionario, así como los innumerables puntos de su estructura y constitución, unas veces de suma importancia, otras de menor cuantía (los rudimentos que el hombre conserva y las anormales regresiones a que se halla sujeto) hechos son sobre los que no es posible discutir. Fueron éstos conocidos desde hace mucho tiempo; pero hasta ahora poco o nada nos habían expresado respecto al origen del hombre.
Vistos hoy a la luz de nuestros conocimientos del mundo orgánico, sus indicaciones son infalibles. El gran principio de la evolución se yergue claro y preciso al considerar todos estos grupos de hechos en mutua conexión, tales como las respectivas afinidades de los miembros de un mismo grupo, sus distribución geográfica en el tiempo pasado y el presente y su sucesión geológica. Es inadmisible que juntos todos estos hechos hablaran a un tiempo erróneamente. Aquel que no se satisface, cual el salvaje, de ver a todos los fenómenos de la naturaleza como si estuvieran dislocados e inconexos, no puede por mucho tiempo seguir creyendo que el hombre es fruto de un acto separado de la creación. Hallase forzado a admitir que la estrecha semejanza del embrión humano al del perro, por ejemplo: que la estructura de su cráneo, miembros y armazón, sobre el mismo plan trazado en los mamíferos, independientemente del uso a que esas partes se destinan; que la reaparición accidental de diversas estructuras, como por ejemplo, la de ciertos músculos que ordinariamente no poseer al hombre, pero que se encuentran en estado normal en los cuadrúmanos, y que una multitud de hechos análogos, todo a una lo lleva del modo más manifiesto a la conclusión que el hombre es condescendiente, con otros mamíferos, de un progenitor común.

Hemos visto que el hombre incesantemente manifiesta diferencias individuales en todas las partes de su cuerpo y en sus facultades mentales. Estas diferencias o variaciones parecen provocadas por las mismas causas generales y obedecen a idénticas leyes que los animales inferiores. En ambos casos dominan semejantes leyes de la herencia.
DARWIN, Ch, “El origen del hombre. Madrid. E.D.A.F., 1989










ACTIVIDAD:

Compara los lenguajes que utilizan.

Compara la imagen que cada perspectiva ofrece sobre el hombre.

Señalar los temas o problemas a que se refieren los fragmentos

Explicar el significado de las palabras o expresiones más importantes

Señala las coincidencias y/o discrepancias y emitir un juicio personal fundamentado sobre la cuestión que tratan.

sábado, 10 de julio de 2010

CRÍTICA- ENSAYO


Antropología Cultural – Lectura previa al video “El niño salvaje”

La verdadera historia del niño salvaje de L’Aveyron (Tomado de Network-Press.org y de otros)
El 18 de Enero de 1800, un niño desnudo, con la cara y las manos llenas de cicatrices, apareció en las afueras de Saint-Sernin en la escasamente poblada provincia de Aveyron en la parte sur central de Francia. El chico, que sólo medía 4 pies y medio de estatura (1.35 mts. aprox.) pero aparentaba tener 12 años, había sido visto varias veces durante los dos años y medio anteriores, trepando los árboles, corriendo en cuatro pies, bebiendo en los arroyos y buscando afanosamente bellotas y raíces. Había sido capturado dos veces, pero había escapado. Entonces, en el inusualmente frío invierno de 1799-1800, comenzó a aparecer en las granjas en busca de alimento.
Cuando el muchacho de ojos oscuros llegó a Saint-Sernin, no habló ni respondió para hacerse entender, pero reaccionaba de inmediato ante el sonido de las ramas al quebrarse o ante el ladrido de los perros. Rechazaba los alimentos cocidos, prefería las patatas crudas que lanzaba al fuego y recuperaba rápidamente con sus manos desnudas, devorándolas cuando todavía quemaban. Como un animal acostumbrado a vivir en la selva, el chico parecía insensible al frío y al calor extremos, y rasgaba la ropa que la gente trataba de ponerle. Parecía evidente que había perdido a sus padres desde muy pequeño o lo habían abandonado, pero de esto hacía tanto tiempo que era imposible saberlo. Durante un tiempo, el muchacho apareció como un fenómeno intelectual y social, cuando una nueva perspectiva científica estaba comenzando a remplazar la especulación mística.
Los filósofos debatían sobre cuestiones como la naturaleza esencial de los seres humanos, preguntas que durante los dos siglos siguientes se convirtieron en fundamento del estudio del desarrollo del niño. ¿Son innatas o adquiridas las cualidades, el comportamiento y las ideas que definen a los seres humanos? ¿Cuál es el efecto del contacto social durante los años de formación, y se puede superar su carencia? Un estudio cuidadosamente documentado de un niño que había crecido en aislamiento podría proporcionar evidencia del impacto relativo de la «naturaleza» (las características innatas de un niño) y la «crianza» (educación familiar, escolar y otros factores de influencia social).
Después de la observación inicial, el muchacho, a quien se le llamo Víctor, fue enviado a una escuela para niños sordomudos en París. Allí, quedó a cargo de Jean-Marc-Gaspard Itard, un médico de 26 años, interesado en la naciente ciencia de la «medicina mental» o psiquiatría. El muchacho era, escribió Itard, «un niño desagradablemente sucio... que mordía y rasguñaba a quienes se le acercaban, que no demostraba ningún afecto por quienes lo cuidaban, y quien era, en síntesis, indiferente a todo lo atento a nada» (Lane, 1976, p. 4)
Algunos observadores concluyeron que era un «idiota», incapaz de aprender. Empero, Itard creyó que el desarrollo de Víctor se había limitado por el aislamiento y que tan sólo necesitaba que se le enseñaran las destrezas que los niños en la sociedad civilizada normalmente adquirían a través de la vida diaria. Itard llevó a Víctor a su casa y durante los siguientes cinco años, gradualmente lo «domesticó». Itard despertó primero la habilidad de su propio pupilo para discriminar la experiencia a través de un entrenamiento esmerado y paulatino a las respuestas emocionales así como a la instrucción en moral, comportamiento social, lenguaje y pensamiento.








Los métodos que Itard utilizó, con base a los principios de imitación, condicionamiento y modificación del comportamiento, los cuales lo posicionaron a la vanguardia de su época y lo llevaron a inventar muchos mecanismos de enseñanza que aún se utilizan. De hecho, Itard depuró las técnicas que había usado con Víctor, convirtiéndose en un pionero de la educación especial. El chico logró un progreso notorio: aprendió los nombres de muchos objetos y pudo leer y escribir frases simples, expresar deseos, seguir órdenes e intercambiar ideas. Demostró afecto, especialmente hacia el ama de casa de Itard, la señora Guérin, al igual que emociones de orgullo, vergüenza, remordimiento y deseo de complacer
Sin embargo, aparte de algunos sonidos vocálicos y consonánticos, nunca aprendió a hablar, Además, se mantenía totalmente centrado en sus necesidades y deseos y, como lo admitió Itard en su informe final, nunca pareció perder su vivo anhelo “por la libertad del campo abierto y su indiferencia a la mayoría de los placeres de la vida social” (Lane, 1976, p.160). Las atenciones y cuidados que se le dispensaron a partir de entonces mejoraron su estado físico y su sociabilidad, pero los progresos fueron muy escasos, una vez superada la fase inicial. Por esta época se presentó la pubertad sexual del muchacho, lo que creó problemas adicionales a su educador. Las esperanzas de Itard de enseñarle a hablar y a comportarse de manera civilizada resultaron frustradas y en el segundo informe Itard se daba por vencido y manifestaba su preocupación por el futuro del desgraciado joven.
Cuando el estudio concluyó, Víctor - que ya no fue capaz de valerse por sí mismo, como lo había hecho en la selva – se fue a vivir con la señora Guérin que, además de otros profesores asignados para continuar su educación, recibía una remuneración del Ministerio del Interior por cuidarlo, cerca de veinte años más, hasta su muerte en 1828 cuando tenía alrededor de 40 años. Un informe elaborado por alguien que vio a Víctor hacia 1815 no reseñaba ninguna mejora de su situación.
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PELÍCULA

La película: El Pequeño Salvaje. L’enfant sauvage
Francia. 1960. 85 min. B/N.
Director: François Truffaut.
Fotografía: Néstor Almendros
Intérpretes:Jean-Pierre Cargol (Víctor), François Truffaut (Jean Itard), Françoise Seigner (señota Guerin), Paul Villé (Remy), Jean Dasté (Professor Pinel)












Sinopsis: Basada en un hecho real relata la historia de un niño salvaje capturado en los bosques franceses y recluido en un instituto de investigación. De vivir como un animal libre pasa a convertirse en un ser rechazado, maltratado y visto como un fenómeno inhumano. Sólo el doctor Itard hará todo lo posible para hacer de él un ser civilizado llevándolo a su propia casa. Transcurrido un tiempo, el niño se encontrará perdido entre su deseo por recuperar su vida salvaje y su nueva etapa junto a su protector.

Quién era Jean Itard
Jean Marc Gaspard Itard nació en 1774 en Oraison, .Habiendo trabado conocimiento con el padre Sicard, director del Instituto imperial de sordomudos, Itard tuvo muy pronto consulta en el instituto, del que pasó a ser jefe médico en 1800. Fue éste el primer contacto de Itard con niños cuya educación requiere medidas especiales. Itard descubrió que estos niños sordomudos eran confinados en una especie de vida vegetativa y se interesó particularmente por el tema. Como discípulo del filosofo Helvétius, a partir de libro «De l'homme», Itard pensaba que la educación lo podía todo.
Se apasionó por el problema pedagógico que plantea la educación y la enseñanza de sordomudos. Un acontecimiento imprevisto iba a hacer de él el primer educador de niños inadaptados, en la acepción más amplia de la palabra. Fue la llegada a París del niño salvaje de L’Aveyron, de once años de edad. Varias veces avistado, varias veces capturado, penetró un día de invierno en una casa habitada, en donde fue detenido para ser luego transportado al hospicio de Rodez. Pero Víctor siguió siendo un salvaje, cerrado a toda solicitación, y muy pronto la curiosidad pública dejó de fijarse en él. La ciencia le abandonó a su vez cuando Pinel, el maestro de Jean Itard afirmó que el niño salvaje debía ser internado en el hospicio de Bicêtre, junto a los aquejados de idiotismo.
Itard no compartió esta opinión desfavorable, afirmando que no era posible determinar el grado de inteligencia y la naturaleza de las ideas de un adolescente que, privado desde su infancia de toda educación, había vivido completamente separado de los individuos de su especie.
Víctor no ingresó en Vicêtre. Convencidos por Itard, quien decidió espontáneamente consagrarse a su educación, admitieron a Víctor en el Instituto de sordomudos de París. Víctor pasó varios años de su vida cuidado y educado por Itard.
Itard creía profundamente que Víctor se iba a convertir en un ser humano como otro cualquiera. Creía profundamente en la posibilidad de educar a Víctor, poseía una actitud total de confianza de la educación de otras personas a pesar de cualquier cosa. A los que dicen que un niño salvaje es un ser débil, les digo: «es posible hacer cualquier cosa», es el camino de una actitud esencial en cualquier educador, no resignarse a aceptar la fatalidad y decir que siempre hay algo por hacer por alguien.